sábado, 13 de diciembre de 2014

PREMIOS DEL BONO DIOCESANO

Hoy, 13 de diciembre de 2014, se llevó a cabo el sorteo del Bono Diocesano. Los resultados fueron los siguientes:

6° premio: N° 23.716 (Televisor)
5° premio: N° 15.460 (Cocina)
4° premio: N° 06.325 (Nevera)
3° premio: N° 29.976 (25.000 Bs.)
2° premio N° 21.788 (50.000 Bs)
1° premio N° 21.071 (100.000 Bs)

Felicidades a los ganadores. Les recordamos que deben reclamar su premio en los próximos 15 días.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

En medio de Uds. hay alguien a quien no conocen



En la preparación a celebrar la Navidad, junto a María, un personaje clave es Juan Bautista. El nos invita a hacer realidad el anuncio profético de preparar el camino del Señor en el desierto. A la vez, nos recuerda que no era él el Mesías esperado, sino un testigo de la luz salvífica, la cual comenzaría a brillar con el “esperado de las naciones”. Por eso, cuando le preguntaban si era o no el Mesías, respondía de manera clara y directa: “No lo soy”. Sin embargo señalaba la cercanía del Señor y, luego, cuando se produjo su presencia, lo dio a conocer sin mucho protocolo: “Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
Antes de su aparición pública, el Bautista habló de Jesús: “En medio de ustedes hay uno a quien no conocen; alguien que viene detrás de mí y de quien no soy digno de desatarle las sandalias”. Gesto de humildad de un profeta quien estaba atrayendo muchas personas, israelitas y no, interesados en un cambio de vida y en espera del Mesías. Esta vivencia del Bautista sale a nuestro encuentro hoy, para indicarnos cómo ha de ser nuestra preparación a la Navidad.
Generalmente corremos el riesgo de pensar en la Navidad como una fiesta religiosa importante, pero que no nos compromete. Corremos también el riesgo de reducirla sólo a aspectos culturales y materialistas. Es cierto que hemos de presentar la Navidad como una fiesta que ha venido influyendo notablemente en la historia de la humanidad; pero hemos de hacerlo con el auténtico sentido de la misma… Lamentablemente los cristianos nos la hemos dejado arrebatar por el consumismo comercializante que busca hacer dinero y no promover el verdadero sentido de la Navidad. Hay incluso quienes han optado por convertirla en una “rumba” más donde el licor y el bullicio mundano predominen.
De allí la importancia de la figura del Bautista para todos nosotros. Es una figura que ilumina cómo ha de ser nuestra preparación de la Navidad. Ante todo, debe ser una preparación personal, la cual incluye la conversión, la apertura de corazón y el sintonizar con la humildad y pequeñez del Señor. Y, a la vez, ha de ser una preparación que privilegie lo evangelizador: es decir, el anuncio de Cristo, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Ningún cristiano está exceptuado de hacerlo, ya que todos hemos recibido el mandato evangelizador por parte del Señor. Esto nos impulsa para hacer del adviento y de la Navidad (y el resto del año igualmente) un momento de gracia donde anunciemos a todos, cercanos y alejados, creyentes y no creyentes, como lo hizo el Bautista: “En medio de Ustedes hay uno a quien no conocen…”. Sí: en medio de nuestras familias hay uno que puede ser desconocido por muchos de nuestros familiares y amigos… en medio de nuestras escuelas, liceos y universidades, hay uno que puede ser desconocido por tantos profesores y compañeros estudiantes… en medio de nuestras instituciones y lugares de trabajo hay uno a quien no se conoce… en medio de nuestras comunidades y vecindarios hay uno a quien no se conoce…. En medio de nuestra sociedad hay uno a quien no se conoce… De allí, la urgencia de hacer como el Bautista: no sólo preparar el camino del Señor, sino anunciarlo, presentarlo, darlo a conocer…
Uno de los retos que poseemos los cristianos en este momento de nuestra historia es anunciar a Jesucristo, con su evangelio, con su obra de salvación y con su llamada a ser discípulos suyos. Y si algo hace falta en nuestra Venezuela es precisamente que los católicos salgamos a la calle para hablar de Jesucristo y llenar de sus principios y valores nuestra sociedad. Papa Francisco nos está continuamente recordando que hemos de ser una “Iglesia en salida”… Hemos de ir al encuentro de los alejados no para reclamarles su alejamiento, sino para invitarlos a reencontrarse con Jesús… Hemos de ir al encuentro de quienes han renunciado a poner en práctica sus valores, aunque se confiesen religiosos, para invitarlos a la conversión del corazón…. Hemos de ir a buscar las ovejas perdidas, para contagiarles de la misericordia de Jesús… Hemos de ir a las periferias humanas, como nos lo pide el Papa; esas periferias humanas a veces pueden estar muy cerca de nosotros: es donde encontramos a Jesús en medio de quienes no lo conocen o se han olvidado de Él o lo consideran un simple profeta u hombre de bien….
Preparar la Navidad, vivir el año nuevo, consolidar nuestro compromiso a lo largo de las semanas del año 2015 requieren de parte de los cristianos la actitud del Bautista: decirle a quienes no lo conocen o lo ignoran que en medio de ellos está el Señor, del cual somos testigos y de quien no somos dignos de desatar sus sandalias…se trata de Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
+Mario Moronta R.
Obispo de San Cristóbal.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Carta pastoral del Obispo de La Guaira



Mons. Raúl Biord Castillo
Obispo de La Guaira

A todos los fieles de la Diócesis de La Guaira:

Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena, sin que les falte nada. (Stgo 1, 2–4)

            El pasado mes de febrero el Señor, a través del ministerio del Papa Francisco, me ha pedido acompañarlos como Obispo de esta Diócesis de La Guaira. Es una misión que recibo y vivo con alegría. Cuento con sus oraciones, su colaboración y su buena voluntad para hacer crecer la Iglesia de Cristo.

            Como pastor de esta diócesis, me he empeñado en conocer la vida de las comunidades y lo que forma parte de la idiosincrasia varguense: su cultura, costumbres, tradiciones y también su historia. En este mes de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo, cuando queremos vivir las tradiciones heredadas de nuestros mayores, recurren unos aniversarios que en su momento enlutaron esta tierra. El primero es la Tragedia de Tacoa (19 de diciembre 1982). El segundo, de data más reciente, es el Deslave de Vargas (15 y  16 de diciembre de 1999). En ambas ocasiones, un gran número de hermanos nuestros cerraron trágicamente sus ojos a este mundo para encontrarse con Jesús.

            Con ocasión de estas efemérides, junto con los sacerdotes de la diócesis, hemos dispuesto dos celebraciones: una, el domingo 14 de diciembre a las 4:00 p.m. en la Plaza Mayor de Catia la Mar; y otra, el martes 16 de diciembre a las 12 del mediodía en la Iglesia de Carmen de Uria.

            Con estas celebraciones no pretendemos revivir el pasado. De él debemos aprender para el futuro. La intención que nos mueve es llevar a la práctica una de las obras de misericordia: rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. No olvidamos a los que se fueron. A ellos los ponemos en las manos de Dios Todopoderoso y pedimos que su amor infinito los abrace. Si alguna falta tuvieron (y quien no las tiene siendo todos humanos) que el Buen Señor los perdone y les conceda el premio por todo el bien que hicieron sobre esta tierra. Y pediremos por nosotros, los que aún somos peregrinos en esta tierra: para que nos apartemos del mal y nos volvamos a Dios; para que pongamos en práctica el amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo; para que tengamos a Cristo en el corazón; para que desarrollemos una mayor conciencia ecológica en la conservación de la bella; naturaleza que se nos ha confiado, sin destruir ni maltratar los espacios naturales; para que todos, cada uno según su responsabilidad, hagamos lo posible para evitar tragedias similares en el futuro, a través de la ejecución de obras civiles de embaulamiento, la limpieza continua de diques, ríos y quebradas, evitando obstruir con escombros y basuras los cursos de los ríos; para que pongamos en práctica los duros aprendizajes realizados a través de protocolos de seguridad ambiental. Pediremos por nosotros y por nuestras familias para que jamás nos apartemos de la protección y bendición del Señor.

Gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que están en las tinieblas y en sombras de muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz. (Lc 1, 78-79)

            Este mes celebramos la solemnidad del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios ha puesto su morada entre nosotros (Jn 1,14) nos llenamos de alegría: la Palabra se hizo carne, Dios se hace hombre para compartir su divinidad y ofrecernos su salvación.

            Nuestros mayores nos han transmitido muchas tradiciones para celebrar cristianamente esta alegría. Hoy muchas de ellas corren peligro de desaparecer bien sea por la avalancha mediática de otros valores que pretender suplantar la verdadera navidad por el consumismo y la búsqueda desenfrenada de placer; o porque por temor a la delincuencia se tiene miedo a ir a las misas de aguinaldo, Nochebuena o Nochevieja. Es obligación de las autoridades resolver o disminuir la violencia, pero también podemos encontrar soluciones creativas organizando nuestras comunidades para evitar inconvenientes, como por ejemplo ir a los Iglesias y Capillas en grupos numerosos. En cualquier caso, la iniciativa de los fieles puede encontrar caminos para que todos participemos de estas celebraciones navideñas que afianzan nuestra fe.

            No olvidemos que la Navidad es el nacimiento del Señor. ¡Él es el cumpleañero! Más que pensar sólo en los regalos para los niños y para los que queremos, pensemos también qué regalo podemos hacer a Jesús en su cumpleaños.

            En este mi primer año de servicio entre ustedes quiero desearles lo mejor para esta Navidad. Visitaré el mayor número de parroquias para compartir con ustedes las misas de aguinaldo y bendiciones de los nacimientos. Que todos participemos con alegría de las celebraciones decembrinas. Que no nos apartemos de la gracia y de las bendiciones de Dios. Que podamos llevar a todos la alegría del Evangelio. Que la Virgen María nos ayude a esperar y recibir al Niño Jesús que nace entre nosotros.

            Con mi paternal bendición,


+Raúl
Obispo de La Guaira.


Postdata: Sigan rezando por mí, como yo lo hago por ustedes. Una oración especial por nuestro querido Mons. Tomás Jesús Zárraga Colmenares para que recupere su salud.

sábado, 15 de noviembre de 2014

ELOGIO DE LA MEDIOCRIDAD



Aunque pueda sonar extraño, nos encontramos de manera continua quienes brindan elogio a la mediocridad. La mediocridad campea por todas partes en nuestro mundo de hoy. Y, lamentablemente son muchos más de quienes nos imaginamos los defensores, promotores y aupadores de la mediocridad. La mediocridad termina menoscabando la integridad cultural, religiosa y personalista de una sociedad. Ejemplos son muchos, lamentablemente: entre sus consecuencias nos encontramos la parálisis de generaciones que olvidan poner en práctica los valores y se contentan con lo mínimo necesario para sobrevivir; la falta de un liderazgo fresco y arriesgado para conducir hacia nuevos derroteros la sociedad; el conformismo paralizante y destructor de esperanzas… Quienes hacen el elogio continuo de la mediocridad no son capaces de mirar hacia adelante e impiden a muchos hacerlo.


¿Qué pregonan en su elogio los sostenedores de la mediocridad? Elogian ante todo el pecado de omisión, esto es, el pecado de quienes dejan que las cosas sigan como van (aún cuando no vayan bien) en la familia, en el trabajo, en la Iglesia, en la sociedad… Elogian el egoísmo y la prepotencia, menospreciando la dignidad de todos… Elogian el mercantilismo productor del dinero fácil con el narcotráfico, el contrabando, la usura, la extorsión, pues para ellos es moral hacer dinero fácil a fin de “redondearse”… Elogian el pecado y la actitud de desprecio cuando dejan de dar de comer al hambriento, de beber al sediento, de ayudar a los pobres y pequeños de la sociedad… Elogian la pereza y el facilismo de una sociedad acostumbrada a que todo se lo den hecho… Elogian la ley del menor esfuerzo: ésta se manifiesta en expresiones como “diez es nota y lo demás es lujo” dicha por muchísimos estudiantes; también se expresa en el “pajarobravismo” con el cual justificamos todo tipo de corrupción, de abuso… por eso se encuentran quienes se colean en las filas de cualquier tipo, se “comen” la luz roja del semáforo… El elogio de la mediocridad tiene un estribillo muy conocido y repetido en nuestra sociedad. Estribillo que define la mediocridad: “Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”.


También en el ámbito de lo religioso hay quienes elogian la mediocridad. Elogian la ley de lo más fácil por lo cual exigen unas primeras comuniones sin una catequesis buena, aunque pueda durar un poco de tiempo… Elogian la visión mágica de Dios: pues se acude a Él para pedir milagritos y no para asumir la responsabilidad de poner en práctica el mandamiento del amor… Elogian una visión acomodaticia de la fe: son los que afirman “creer a su manera”… Elogian una visión chucuta de la religión: al considerarla sólo un acto individual, privado y sin referencia a la comunidad… Elogian una falsa concepción de Iglesia: le exigen que se ponga del lado de las cosas propias del mundo pero no le perdonan cuando exige responsabilidad de parte de cada quien, o promueven la opción por los pobres, o sencillamente habla del Evangelio… Elogian el fundamentalismo y el integrismo, por lo que no son capaces de mirar a los horizontes del reino… Elogian la liturgia reducida a ritos y el culto de los santos sólo a un hecho cultural… De ellos habla el Apocalipsis: no son ni fríos ni calientes, sino tibios.


La parábola de los talentos nos habla de un tipo de mediocre: quien recibió una cantidad de dinero para negociarlo y darle posteriormente cuenta al dueño del mismo. Pero, sintió miedo del amo, no quiso arriesgarse y prefirió quedarse con lo mínimo necesario: desenterrará el dinero guardado, sin producir, y esperará que su amo le felicite por no haberlo perdido. También el evangelio habla de los mediocres cuando se refiere a quienes prefieren ir por la vía amplia de la comodidad, del placer, del pecado y del egoísmo… sólo que esa vía termina en la perdición. En otro pasaje del Evangelio se hace referencia a los mediocres: las vírgenes necias, las cuales no fueron ni prevenidas ni tuvieron la sabiduría para prepararse al encuentro del novio…


El Papa Francisco está llamándonos de manera continua la atención para enfrentar la mediocridad: en la Iglesia y en el mundo. De allí sus advertencias contra el facilismo, el chisme, el comodismo de todos, sacerdotes, religiosas y laicos. Cuando nos invita a “primerear” (en su carta Encíclica EVANGELIUM GAUDIUM), nos está proponiendo tomar iniciativas, ser creativos en la línea del Evangelio y con la ayuda de la gracia de Dios. Quien “primerea” da el gran paso para comenzar a vencer la mediocridad. Ocupa el puesto de avanzada, coloca las manos en el arado y ve hacia el horizonte del reino, lanza las redes en el nombre del Señor. Quien “primerea”, sencillamente, renuncia a ser “segundón”, es decir mediocre y tibio: no aguardará a otros para ver si ellos hacen su trabajo o se salvan por él…


El Evangelio nos invita a dejar a un lado la mediocridad. Quienes lo hacen, son capaces de dejar su vida por seguir a Cristo, con su propia cruz a cuestas, y alcanzarán el premio de salvación. El Señor les dirá: “Siervo bueno, porque has sido fiel en lo poco te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte de la alegría de tu Señor”. Pero a los mediocres, como a los tibios, la amenaza es clara: “estoy por vomitarlos”…. El evangelio también es directo pues al mediocre lo califica de inútil. Y el premio de los elogios cantados a la mediocridad nos lo presenta el evangelio en estos términos: “Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”.


+Mario Moronta R., 
Obispo de San Cristóbal.

sábado, 27 de septiembre de 2014

COMUNICADO



COMUNICADO DE LA DIÓCESIS DE LA GUAIRA

Con mucha tristeza hemos recibido la noticia del asesinato del Reverendo Padre Reinaldo Alfonso Herrera Lures, sacerdote de Diócesis de La Guaira que prestaba sus servicios sacerdotales como capellán militar en la Infantería de Marina de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y pertenecía al Ordinariato Militar, circunscripción eclesiástica que agrupa a los capellanes militares, bajo la guía de Monseñor Hernán Sánchez Porras.

El jueves 25 de septiembre por la noche el Padre Reinaldo desapareció, cuando se dirigía a su vehículo para regresar a su casa, y no tuvimos ninguna noticia hasta que en la tarde del sábado 27, su cuerpo fue encontrado sin vida y trasladado a la morgue de Los Teques.
Estamos a la espera de las investigaciones de los organismos del Estado que puedan aclarar el motivo y las circunstancias de su muerte.

El P. Reinaldo fue párroco de varias parroquias en la Diócesis de La Guaira, especialmente es recordado por su trabajo en  la Parroquia Espíritu Santo de Los Corales, donde en la tragedia del deslave perdió a su mamá y a su hermana. Desde hace varios años se desempeñaba como capellán en la Armada Nacional Bolivariana. Era licenciado en Derecho Canónico, fue canciller de la Diócesis de La Guaira y capellán del Colegio Champagnat en Caracas.

Como cristianos, repudiamos esta muerte que se suma a tantas otras muertes producto de la violencia y del clima de inseguridad que vivimos. Como Diócesis de La Guaira expresamos nuestro sentido pésame a su familia, a sus amigos y feligreses. Mientras elevamos nuestra oración por su eterno descanso, pedimos a Dios que cese el clima de violencia en Venezuela.



Mons. Raúl Biord Castillo,
Obispo de la Diócesis de La Guaira,
y los sacerdotes de nuestra Diócesis.