domingo, 7 de diciembre de 2014

Carta pastoral del Obispo de La Guaira



Mons. Raúl Biord Castillo
Obispo de La Guaira

A todos los fieles de la Diócesis de La Guaira:

Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena, sin que les falte nada. (Stgo 1, 2–4)

            El pasado mes de febrero el Señor, a través del ministerio del Papa Francisco, me ha pedido acompañarlos como Obispo de esta Diócesis de La Guaira. Es una misión que recibo y vivo con alegría. Cuento con sus oraciones, su colaboración y su buena voluntad para hacer crecer la Iglesia de Cristo.

            Como pastor de esta diócesis, me he empeñado en conocer la vida de las comunidades y lo que forma parte de la idiosincrasia varguense: su cultura, costumbres, tradiciones y también su historia. En este mes de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo, cuando queremos vivir las tradiciones heredadas de nuestros mayores, recurren unos aniversarios que en su momento enlutaron esta tierra. El primero es la Tragedia de Tacoa (19 de diciembre 1982). El segundo, de data más reciente, es el Deslave de Vargas (15 y  16 de diciembre de 1999). En ambas ocasiones, un gran número de hermanos nuestros cerraron trágicamente sus ojos a este mundo para encontrarse con Jesús.

            Con ocasión de estas efemérides, junto con los sacerdotes de la diócesis, hemos dispuesto dos celebraciones: una, el domingo 14 de diciembre a las 4:00 p.m. en la Plaza Mayor de Catia la Mar; y otra, el martes 16 de diciembre a las 12 del mediodía en la Iglesia de Carmen de Uria.

            Con estas celebraciones no pretendemos revivir el pasado. De él debemos aprender para el futuro. La intención que nos mueve es llevar a la práctica una de las obras de misericordia: rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. No olvidamos a los que se fueron. A ellos los ponemos en las manos de Dios Todopoderoso y pedimos que su amor infinito los abrace. Si alguna falta tuvieron (y quien no las tiene siendo todos humanos) que el Buen Señor los perdone y les conceda el premio por todo el bien que hicieron sobre esta tierra. Y pediremos por nosotros, los que aún somos peregrinos en esta tierra: para que nos apartemos del mal y nos volvamos a Dios; para que pongamos en práctica el amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo; para que tengamos a Cristo en el corazón; para que desarrollemos una mayor conciencia ecológica en la conservación de la bella; naturaleza que se nos ha confiado, sin destruir ni maltratar los espacios naturales; para que todos, cada uno según su responsabilidad, hagamos lo posible para evitar tragedias similares en el futuro, a través de la ejecución de obras civiles de embaulamiento, la limpieza continua de diques, ríos y quebradas, evitando obstruir con escombros y basuras los cursos de los ríos; para que pongamos en práctica los duros aprendizajes realizados a través de protocolos de seguridad ambiental. Pediremos por nosotros y por nuestras familias para que jamás nos apartemos de la protección y bendición del Señor.

Gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que están en las tinieblas y en sombras de muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz. (Lc 1, 78-79)

            Este mes celebramos la solemnidad del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios ha puesto su morada entre nosotros (Jn 1,14) nos llenamos de alegría: la Palabra se hizo carne, Dios se hace hombre para compartir su divinidad y ofrecernos su salvación.

            Nuestros mayores nos han transmitido muchas tradiciones para celebrar cristianamente esta alegría. Hoy muchas de ellas corren peligro de desaparecer bien sea por la avalancha mediática de otros valores que pretender suplantar la verdadera navidad por el consumismo y la búsqueda desenfrenada de placer; o porque por temor a la delincuencia se tiene miedo a ir a las misas de aguinaldo, Nochebuena o Nochevieja. Es obligación de las autoridades resolver o disminuir la violencia, pero también podemos encontrar soluciones creativas organizando nuestras comunidades para evitar inconvenientes, como por ejemplo ir a los Iglesias y Capillas en grupos numerosos. En cualquier caso, la iniciativa de los fieles puede encontrar caminos para que todos participemos de estas celebraciones navideñas que afianzan nuestra fe.

            No olvidemos que la Navidad es el nacimiento del Señor. ¡Él es el cumpleañero! Más que pensar sólo en los regalos para los niños y para los que queremos, pensemos también qué regalo podemos hacer a Jesús en su cumpleaños.

            En este mi primer año de servicio entre ustedes quiero desearles lo mejor para esta Navidad. Visitaré el mayor número de parroquias para compartir con ustedes las misas de aguinaldo y bendiciones de los nacimientos. Que todos participemos con alegría de las celebraciones decembrinas. Que no nos apartemos de la gracia y de las bendiciones de Dios. Que podamos llevar a todos la alegría del Evangelio. Que la Virgen María nos ayude a esperar y recibir al Niño Jesús que nace entre nosotros.

            Con mi paternal bendición,


+Raúl
Obispo de La Guaira.


Postdata: Sigan rezando por mí, como yo lo hago por ustedes. Una oración especial por nuestro querido Mons. Tomás Jesús Zárraga Colmenares para que recupere su salud.

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